Sociedad



Entrevista a Jorge Traverso por la Revista Paula
La cara de La noticia
La cara de La noticia
Los años que Jorge Traverso o Schubert Pérez, su verdadero nombrelleva en los medios le dan licencia para decir todo lo que piensa. Ser el conductor de mayor trayectoria en los informativos de la pantalla chica lo ha convertido en un rostro familiar y confiable, que todas las noches ingresa a las casas uruguayas para mostrar una porción de realidad cada jornada. Desde hace más de dos décadas es la imagen del noticiero de Canal 10: las escenografías se renuevan pero él sigue firme frente a la cámara como el primer día. El programa Hablemos, que lleva su impronta, le ha permitido ahondar en otra faceta de la profesión que le apasiona. No por casualidad sus entrevistas a los candidatos presidenciables, entre otros tantos personajes, son una marca registrada en su carrera periodística. Muy atrás en el tiempo quedaron las crónicas cinematográficas que hacía para el Cine Club del Uruguay, con las cuales nació su seudónimo. Sin embargo, la pasión por el cine sigue tan intacta como en aquellas épocas. El curriculum revela que dio sus primeros pasos en televisión de la mano de Néber Araújo, en el programa En vivo y en directo. Aunque él admite que se lanzó al ruedo en Canal 5, en un programa de entrevistas llamado En voz alta.
Esa experiencia acumulada le otorga crédito al momento de opinar sobre la polémica crónica roja, el rating o el nivel de los presentadores uruguayos. Desde ese lugar se sentó a analizar los aciertos y errores de la televisión de estos tiempos. Y de esa misma experiencia se valdrá para encarar este año un papel docente, ya que estará a la cabeza de un curso de formación para conductores de la pantalla chica (ver recuadro).

“Hay una multiplicidad de roles que hoy puede realizar un presentador de
televisión, más allá de que no elija hacerlos todos”, asegura el conductor de Subrayado, quien prefiere resguardar su imagen para no saturarla. “Los que salimos todos los días en televisión sabemos muy bien cómo debemos cuidarnos porque la exposición pública cansa, la gente llega a casa y dice "uy, otra vez este tipo en la pantalla".

−¿Por qué se recurre a las mismas caras?
−De pronto somos pocos, pero en el mundo también son pocos, no te creas que hay demasiada variedad en la televisión de otros países. Hay quienes figuran porque están de moda, por diferentes circunstancias, pero también están los permanentes, que a lo largo del tiempo la gente apoya, quiere ver o simplemente se acostumbra. Te pasa a ti, me pasa a mí: yo me acostumbro a alguien que relata fútbol, a quien hace una crónica política. Por alguna razón hay gente que nos genera afinidad en su pensamiento, en la manera de encarar los temas o de seleccionarlos.

−¿Rechazó trabajos temiendo que la gente pudiera cansarse de usted?
−En ese sentido hemos tenido una actitud cuidadosa, donde la empresa ha sido también muy cuidadosa conmigo. Hablemos es un programa que me encanta hacer, la entrevista es el género que más me gusta, no obstante se emite un especial cada tanto; no estar exponiéndome en forma constante me permite un cierto alivio. Además, para el profesional no es aconsejable estar todos los días en distintos medios o haciendo diferentes cosas, porque perdemos identidad.

−Incluso excede la profesión ya que muchos conductores y periodistas hacen publicidad, ¿le parece conveniente?
−Yo lo hice después de mucho tiempo; me cuestionaba lo mismo. Pero también me preguntaba por qué en
el exterior sí lo hace mucha gente. Es una posibilidad económica más, es una manera de que los uruguayos comuniquemos cosas y no tengan que venir algunos personajes de Argentina a decirnos qué debemos comprar en nuestro país. Todo pasa por la elección de un producto: hay que estar seguro de ese producto; hay que cuidar lo que te harán hacer, la frecuencia de exposición y de prolongación de la publicidad. Una cosa es que salga un mes y otra que siga durante un año ininterrumpido. Ahí terminás rechazando al producto y a la persona.

−¿Qué nivel tienen los presentadores uruguayos? ¿Y usted?
−No opino sobre los conductores de Uruguay. No me siento autorizado y tampoco los veo con tanta frecuencia por razones de trabajo. Pienso que debe haber buenos, regulares y muy malos. Yo me concibo como un individuo que hace periodismo. Me considero un tipo que realiza esforzadamente su trabajo y que pretende hacerlo lo mejor posible. En lo demás, que cada cual tenga su criterio.

−¿El medio debe ir tras la conducta de la gente o tiene que ser al revés?
−La conducta de la gente nos condiciona en todas las cosas que hacemos en la vida, tanto en el ámbito laboral como en el profesional o el público. No podemos ser un ente lejano a lo que las personas quieren. Por eso cuando se critica mucho a los medios de comunicación, que en muchos puntos comparto, le pregunto al público por qué se siente molesto frente a productos que apoya.

−¿Hay que darle siempre lo que quiere ver?
−Muchas veces no. Hay que ofertarles cosas que no están entre las prioridades al momento de prender el televisor. Yo sería más atrevido, más zafado en el campo de la búsqueda del pensamiento, pero no para dormirse frente al televisor sino para generar productos que incentiven el pensamiento. Para que el público disienta con el programa o se entusiasme con él, no como ahora que acepta. Que sea protagonista, que se sienta obligado a reaccionar, como cuando ve una buena película, una obra de teatro, una obra de un artista plástico o el ballet de Julio Bocca.

−¿El pensamiento tiene rating?
−No. Y ahí hay culpabilidades varias. Decir que los medios son los causantes de esa catástrofe es una visión parcial: tiene que ver la educación, con las costumbres de los adultos y con las formas que consagramos. Hace unos días se publicó una encuesta sobre las personas más destacadas del año, y eran todos políticos y futbolistas. Estaba primero Mujica, segundo Suárez, después Forlán, y Cavani estaba sexto o séptimo. No había ningún científico, ningún filósofo, no figuraba ninguno de los integrantes de la Brigada Caldo, que en invierno reparten comida entre las personas en situación de calle. Pareciera que eso no es destacado. Adoro el fútbol y la política es inevitable, pero el público está generando muchos fenómenos que hoy vemos no solo en la televisión sino en la vida cotidiana.

−El periodista Fernando Vilar dijo una vez que “ante todo, los medios son empresas comerciales, que venden un producto”. ¿está de acuerdo?
−Las empresas comerciales también tienen obligaciones. En el canal y específicamente en el informativo se nos dice que tenemos responsabilidades varias. Dirimo con el colega, que tiene todo el derecho de expresar lo que siente y lo que experimenta, pero nosotros tenemos obligaciones. De cualquier manera me fastidio mucho cuando a la televisión se le atribuyen males de los cuales no creo que sea culpable.

−¿Qué males se le endilgan?
−La crónica roja. Uruguay es un país inseguro, el propio ministro lo dice. Él se enoja con nosotros y a veces puede hacerlo con razón, pero cuando habla él mismo termina ratificando que es un país inseguro. ¿Y qué hacemos con la señora que nos llama y nos dice que vayamos a hacerle una nota porque le coparon la casa? ¿Qué hacemos cuando nos asegura que si sale en televisión la policía se preocupa más? No es tan fácil decir ‘cerramos la crónica roja’, yo no soy un gran defensor de la crónica roja, creo que hay sobredosis, pero las críticas también son absurdas y son un pretexto para evitar mostrar la realidad.
−El presidente José Mujica planteó suprimir la publicidad oficial a los medios que retrataran la crónica roja de una forma que no fuera de su agrado.
−Es cierto, pero no lo hizo. Sería muy malo que lo hiciera. Está bien que el Estado, como todos los anunciantes, pueda elegir los programas según su calidad, pero sería una forma indebida de utilización de la publicidad oficial. No creo que lo haga.

−¿Dejaría a un niño solo frente al televisor durante el informativo?
−Debería estar acompañado, para una reflexión. Sí estoy seguro que no lo dejaría en algunos otros horarios. En mi casa siempre los niños vieron televisión. Lo que muestra es la realidad y eso está bueno. Lo que pasa es que la estructura psicológica de un pequeño va despertando a medida que pasa el tiempo y no siempre está en condiciones de absorber eso: puede ver el cadáver de Gadafi y pensar que ‘así se trata a las personas cuando son detenidas’. De cualquier manera creo que no debe estar muy ausente, sería como encerrarlo en una especie de burbuja. Sí creo que hay que ayudarlo.

−¿Mirar todos los días un noticiero significa estar informado?
−Definitivamente no. Estar informado es algo serio: una persona informada es aquella que escuchó el discurso de Dilma Ruseff y hoy leyó El País para extender el conocimiento, y escuchó la radio. ¿Cómo le explico a la gente en un informativo, en 50 segundos, el fenómeno de la cotización del dólar? La información es un trabajo. Para estar informado hay que atender las distintas visiones sobre un mismo hecho, encontrar datos y después poder formar una opinión.

−¿Entonces los uruguayos estamos desinformados?
−No me animaría a decir eso. Un informativo es el recorrido donde se muestran las cosas que pasaron ese día. La gente se sienta para eso, para enterarse, no pasar inadvertido de los hechos diarios más destacados. Pero si querés saber más del fenómeno de los indignados, no podés hacerlo en un informativo. No lo tolera la gente tampoco, porque el sistema noticioso está hecho a ritmo de flash. Nosotros le decimos lo que pasó y es buen principio, pero hay que seguir ahondando en los diarios, las radios e Internet.

−Periodismo en televisión, ¿espectáculo o testimonio de la realidad?
−Cada vez más hay una mezcla de las dos cosas. En una charla con estudiantes, el periodista argentino Gustavo Sierra empezó diciendo: ‘Señores periodistas, tengo una mala noticia para darles, el periodismo ha muerto. Pero también tengo una buena noticia para darles, hay nuevas maneras de expresión en el periodismo’. Hoy se busca dar una mayor satisfacción a los segmentos. Según el carácter de la persona, su nivel sociocultural o su curiosidad, hay quienes prefieren el show y otros que eligen un formato más riguroso. Además estamos metidos en un gran lío, resulta que nosotros conversamos aquí y al mismo tiempo un señor ve pasar un marciano por la calle, le saca una foto con el celular y se convierte en lo que los norteamericanos llaman un periodista ciudadano. El hombre informó mejor que tú y que yo sobre un hecho extraordinario. El mundo cambia y el periodismo está obligado a cambiar; no los principios pero sí los procedimientos.

−El Presidente trató de nabo a un periodista y lo echó de la rueda de prensa, ¿le sorprende esta reacción?
−No, si ya la ha tenido, por qué me sorprendería. Creo que se arrepiente después, debería hacerlo. Tiene esos arranques emocionales que a veces no controla él mismo, pero cuando se le pasa seguramente se arrepiente.
Mujica es una persona muy contradictoria, es bueno pero se equivoca mucho.

−¿En qué se equivoca?
−Sus contradicciones tienen que ver con su propia historia de vida, con su historia pasada, que es diferente a la actual. Antes fue un señor que agarró un revolver para hacer la revolución y hoy es el hombre que está atado a los códigos democráticos.
−Igualmente lo considera bueno.
−No sé si la expresión concreta es bueno. Es un hombre que ha sido sensibilizado por el paso del tiempo. Y no estoy hablando del político sino del ser humano.

−¿Cuando fue la última vez que dijo frente al televisor “a esto habría que censurarlo”?
−No creas que miro mucha televisión. Sí miro cuando alguien está entrevistando a una persona y lo hace bien, para ver si aprendo algo. Miro deportes, cine y algunas series. ¿Qué es lo que podemos censurar los seres humanos? ¿El mal gusto tal vez? Deberíamos censurar muchísimas cosas; deberíamos censurar la incitación a la violencia. En realidad, no sé si la palabra es censurar, tampoco me gusta mucho. Unir ese término al periodismo me parece antagónico. Pero me fastidian ciertos elementos como la conversación trivial de la sexualidad, a las cuatro, a las cinco, a las seis, a las siete. Cuentan que se pelearon con sus novios, que él la engañaba y ella no. Hay una erotización banal. No sé quién lo dijo pero lo comparto; ‘cuando se habla tanto de sexo en televisión es porque hay poca cama’.

−Que un informativo destine la mayor parte del tiempo a la crónica roja, ¿es incitar a la violencia?
−¿Pasa eso? No sé, pero respondiendo a tu pregunta, esa violencia ya se generó. Tampoco nos vamos a hacer los inocentes, eso pasó, nosotros lo seleccionamos y a partir de ahí se nos puede cuestionar, pero esa violencia no la
generamos nosotros, no la inventamos. Nosotros no le dijimos ‘vaya a romperle la cabeza al que está en la esquina’.

−¿Alguna vez lo mandaron a callar?
−No, pero mucha gente debe haber pensado ‘por qué no te callas’.
−¿Nunca desde arriba?
−He tenido muchas discusiones, incluso con Blanca. No te creas que nosotros vemos la realidad como si fuera un país de maravillas. Lo que no quiero es llevar los cargos que no nos corresponden, ya alcanza con los que sí nos corresponden.

−los comentarios después de las noticias a veces suenan desafortunados, ¿siempre hay que hacerlos?
−No, a veces lo hacemos. Es una manera de aflojar: aflojamos nosotros con Blanca y afloja la audiencia. Hay una gran intensidad y excitación durante el noticiero, esa cantidad de noticias van en un tiempo determinado y eso te exige un ritmo, que muchas veces es agresivo, para el espectador y para nosotros que tenemos que estar dispuestos a los cambios o a la presentación continua de información.

−¿Hay que estar de acuerdo con la política editorial de una empresa para permanecer durante tanto tiempo?
−Hay una afinidad. De alguna manera siempre reflejás algo del lugar para el cual trabajás. Pero eso no quiere decir
que vos te confundas y creas que sos la empresa o que la empresa crea que sos tú. En ese sentido siempre he tenido un buen vínculo, más allá de los altibajos que a veces generan los hechos laborales.

−¿los cambios generacionales en las directivas de los canales siempre traen una mayor apertura mental?
−Creo que son removedores. Creo en los cuadros de fútbol que tienen muchos jóvenes, pero que también tienen tres o cuatro tipos de experiencia que mueven al resto.

−¿Hasta cuándo Jorge traverso en el noticiero?
−Es una pregunta que me planteo, espero que no se lo esté planteando la audiencia. Si lo hiciera no me lo diría, hasta por no ser descortés. Pero ni yo lo sé, no lo tengo claro.

−¿Hay que dejarle el lugar a los jóvenes?
−Las nuevas generaciones se tienen que hacer su lugar. No es que venga papito y les diga ‘mirá, acá tenés tu asientito, ahora ocupalo vos’. Hoy la vida es larga, y el momento de separarte de algo que llevaste contigo durante mucho tiempo suele ser doloroso, abandonar un trabajo provoca dolor. Un tipo de 50 años tiene pila de cosas para hacer, lo mismo que un tipo de 60 o de 70 años. Hoy la vida está llena de cosas nuevas.


EL CURSO EN DETALLE
El conductor Jorge Traverso, junto a un grupo de reconocidos periodistas y presentadores de Uruguay y Argentina, se abocará desde abril a formar futuras caras de la televisión.
El curso, que se dictará en el Museo Zorrilla con dos clases semanales, está dirigido a quienes aspiren a conducir espacios periodísticos, informativos, entrevistas, programas on line, columnas de opinión, programas especiales y la cobertura en exteriores.
Se trata de una introducción a los pequeños, grandes y menos exhibidos secretos del mundo de la pantalla chica: “El curso tiene un alto contenido audiovisual. Es de discusión, de observación y análisis de trabajos que nos servirán de modelo. Habrá simulaciones de hechos que pueden ocurrir haciendo televisión, grabaciones y evaluaciones sorpresivas. Tendrá una base teórica y lecturas sugeridas”, precisa el periodista.

“Los que trabajamos en televisión debemos saber cómo ubicarnos frente a la cámara, cuál es el lugar que más nos favorece, y cuál menos. Es dificilísimo caminar en cámara, y hacerlo bien, al igual que comer. El uso de las manos, qué hacer con ellas, son solo algunas bases del aprendizaje que ofrecerá el taller extracurricular”, detalla. Aquellos que aspiren a realizar el curso deberán ingresar a www.jorgetraverso.com.uy, completar un formulario y enviar un video de un minuto contando el porqué de la postulación. Ese primer paso podría convertirlo en un afamado presentador de tevé.




La carreta vacía

Caminaba con mi padre, cuando se detuvo en una curva y, después de un pequeño silencio, me preguntó:
- ¿Oyes algo más, que el cantar de los pájaros?

Agudicé mis oídos y algunos segundos después, le respondí:

- Sí, es el ruido de una carreta.
- Éso es, - me dijo. - Es una carreta vacía.

Pregunté a mi padre:- ¿Cómo sabes que es una carreta vacía, si aún no la hemos visto?

Entonces, otra vez mas, me mostró su sabiduría:

- Es muy fácil darse cuenta: "Cuánto mas vacía está la carreta, mayor es el ruido que hace".


Me convertí en adulto y hasta hoy, cuando veo a una persona hablando demasiado, interrumpiendo la conversación de todos, siendo inoportuna o violenta, presumiendo de lo que tiene, sintiéndose prepotente y tratando con superioridad a los demás... O a aquellos, que no pueden estar, sin el estímulo de parlantes o de un televisor, que impiden todo tipo de diálogo, tengo la impresión de oir la voz de mi padre diciendo:- "Cuanto más vacía la carreta, mayor es el ruido que hace" Y a la vez : "cuánto se regocija el corazón, cuando vemos pasar una carreta repleta de carga preciosa... Silenciosa... Plena


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